El jueves 20 de marzo, Wendell Grissom, de 56 años, fue ejecutado por el estado de Oklahoma mediante inyección letal en la Penitenciaría Estatal de Oklahoma, en McAlester. Su muerte, ocurrida a las 10:13 a.m., marcó la primera ejecución del año en el estado y cerró un capítulo de justicia para las víctimas de un asalto mortal ocurrido hace 20 años.
Un crimen atroz que marcó vidas para siempre
En 2005, Grissom y su cómplice Jessie Floyd Johns irrumpieron en la residencia de Dreu Kopf en el condado de Blaine. Durante el asalto, Amber Matthews, amiga de Kopf, fue asesinada a tiros, mientras que Kopf, quien recibió múltiples disparos, logró sobrevivir. El crimen fue brutal y premeditado, y Grissom, tras ser arrestado, fue condenado a muerte, mientras que Johns recibió una condena de cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.
Perdón tardío y duelo persistente
Antes de su ejecución, Grissom se dirigió a los familiares de las víctimas, expresando su arrepentimiento: «Pido disculpas a todos los que he lastimado. Lamento profundamente haber sembrado ese odio en sus corazones hacia mí». Dreu Kopf, quien estuvo presente en la ejecución junto a sus hijas, comentó que aunque valoraba las disculpas, estas llegaron demasiado tarde. «Le tomó 13 minutos morir, y solo dos minutos para matar a mi mejor amiga», dijo Kopf, resaltando el dolor y el vacío que el crimen dejó en su vida.
Rechazo de clemencia y justicia firme
La solicitud de clemencia de Grissom fue rechazada por la Junta de Indultos y Libertad Condicional de Oklahoma, quienes votaron 4-1 en su contra. Aunque sus abogados argumentaron que Grissom sufría de daño cerebral, los fiscales señalaron la planificación meticulosa del crimen, que dejó huellas imborrables en la vida de las víctimas