La delincuencia no solo avanza, sino que también corrompe y, lo que es peor, recluta, sobre todo a aquellos menores que en vez de estar en una escuela paran en los parques, drogándose o perdiendo el tiempo porque ese día no quisieron ir al colegio. Cada vez más adolescentes se ven involucrados en sucesos delictivos y, algunos de ellos, son más avezados que los propios integrantes de estas bandas con más de 20 a 25 años de vida.

Solo ayer, dos menores fueron parte de las noticias. El primero uno de 17 años, quien asesinó de una puñalada a un taxista. El agresor, sin piedad le quitó la vida a un padre de tres hijas y hoy en día se mantiene oculto para evitar ser capturado. Mientras tanto en Sullana, también se investiga a otro menor de solo 15 años, por presuntamente ser parte importante de la peligrosa y temible banda de ‘Los Bolongos’.

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Estos no son los primeros casos de menores que han estado involucrados en hecho delictivos. Crímenes, asaltos, robo, hurto, raqueteo, etc, hoy en día la delincuencia ha avanzado tanto que está corrompiendo a la niñez y a la juventud. Sólo como un ejemplo, en el Callao, una de las zonas más rojas del país, desde el 2014 el incremento de menores retenidos por haber cometido un acto delincuencial fue en aumento, con 531, hasta llegar a 721 en el 2019. Y en los años posteriores la curva ascendente no ha parado.

Esto evidentemente es consecuencia, en parte, de la disciplina que se ejerce en los hogares, de los problemas también que se presentan en ellos y el descuido de algunos padres para con sus hijos. Pero también hace falta una estrategia integral que incluya ministerios como el de Educación, Trabajo, el sector Deportes, etc, que permitan ampliar un abanico de oportunidades para aquellos niños que desde pequeños muestran la necesidad de ser salvados de malos padres y de la misma calle donde la delincuencia los acecha.

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