Las redes criminales de extorsionadores que operan desde el penal Piura (ex Río Seco) están utilizando otra estrategia para delinquir y no ser detectados por el INPE y Policía. Los bandoleros en el momento que contactan vía teléfono celular a los agraviados se identifican con los nombre o apelativos de reos que nada tienen que ver con las extorsiones.

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Esta nueva modalidad que, está utilizando el hampa para hacer de las suyas, ha sido detectada por agentes de la Divincri Piura. Ya se han dado casos de extorsión donde los reos cambiaron de identidad para enviar audios y videos a los emprendedores, comerciantes y empresarios para exigirles cuantiosos montos de dinero para no atentar contra su vida, negocio o familia.

Piden 50 mil soles 

En tanto, un comerciante del rubro de autopartes de vehículos vive un drama por las extorsiones que recibe desde hace una semana. Lo extraño es que los maleantes lo contactan a su teléfono personal y no del teléfono de su negocio.

El emprendedor L. E. R. O. señaló que hace siete días los extorsionadores dejaron un sobre manila con dos balas y un manuscrito en su local donde le piden que ‘colabore’ con 50 mil soles soles para no quitarle la vida junto a su familia.

Modus operandi 

Aunque las investigaciones se manejan en estricta reserva, se conoció que las llamadas procederían desde el mencionado centro penitenciario con la complicidad de bandoleros que se encuentran en la calle. Ellos tienen la misión de dejar las balas y amenazas en las viviendas y negocios.

Trascendió que los maleantes se las ingenian para tener los datos de toda la familia de los agraviados (nombres de los hijos, esposa) y proceder a intimidarlos para que depositen el dinero en cuentas bancarias o Yapes que les entregan los extorsionadores.

La última captura

Ni siquiera las decenas de incautaciones de micro celulares, efectuada en las últimas semanas por agentes del INPE y Policía, ha logrado parar las extorsiones. Hace poco, la Policía arrestó a la ‘cajera’ de una red de extorsionadores, que además tenía la misión de entregar a su cónyuge (reo) la lista de 50 números de teléfonos celulares de negocios (ferreterías, bodegas, librerías, bazares y otros). Increíblemente la mujer fue liberada por el Poder Judicial.