Reflexión necesaria

Como todos los años, aunque ahora con restricciones por la pandemia, la gloriosa Policía Nacional del Perú recordó ayer a su Santa Patrona, Santa Rosa de Lima; una santa, que es ejemplo de vocación de servicio, como debe serlo la institución policial, pero que en los últimos años, lamentablemente, se ha visto afectada en su imagen por la conducta irreprochable de malos efectivos policiales. Y, es que, cómo no recordar con nostalgia a aquella Policía Nacional muy respetada, aquella institución amiga donde se podía acudir porque era sinónimo de seguridad; hombres de conducta intachable que imponían respeto. Por eso, que esta fecha de conmemoración de su Santa Patrona, que sea motivo para reflexionar de su verdadera función como institución, creada para garantizar la tranquilidad y seguridad de la población. Que esta fecha sirva para hacerse un examen de conciencia de qué están haciendo con la institución policial, y que se propongan con firmeza, devolverle la confianza a esa población que vive a diario en constante zozobra por la presencia de la delincuencia organizada; que esta fecha sirva para que se propongan ser ciudadanos comprometidos con su institución y que sepan honrar su juramento de servir al país, luchando contra la delincuencia, y no confabularse con ella, como lamentablemente viene sucediendo en muchos casos. Que si realmente quieren honrar a su santa patrona y honrar a su país, los altos mandos policiales tienen que poner mano firme y dura para erradicar a todo aquel mal elemento, y que nuestra gloriosa Policía Nacional recobre el brillo de antaño, que sea respetada y sirva efectivamente como un ojo vigilante y brazo protector de los ciudadanos.