La violencia parece que toma fuerza cada día más, no solo en las calles o entre delincuentes, sino también en los colegios tanto públicos como privados. El portal SiseVé del Ministerio de Educación ha reportado cerca de 4 mil casos de violencia a nivel regional, solo entre el 15 de marzo y el 30 de mayo, e incluso 9 casos de violencia sexual.

Evidentemente, algo está pasando desde que las cifras en las instituciones educativas han ido en línea ascendente. Puede ser la pandemia. Tras el fin de la virtualidad, los chicos regresaron a las aulas luego de haber pasado por dos años en que perdieron de vista el factor social. Por lo tanto, volver a un entorno que ya no es el mismo tiene sus consecuencias.

Por otro lado, el estrés que le ha ocasionado a todo el mundo una forma de vida bastante sedentaria y aislada tiene también sus efectos en el comportamiento de las personas, porque compromete el estado emocional y este a su vez, altera las reacciones a cualquier tipo de amenaza, o los hace percibir algo (quizás inocuo) como amenaza, riesgo o peligro.

Ahora lo importante es poder revertir estas cifras, pero no amparándonos en el silencio o el ocultamiento de los casos, sino en tratarlos, analizarlos y aplicar las estrategias necesarias. Por ejemplo, la parte del protocolo debe cumplirse a cabalidad para que se le dé la protección y la ayuda sicológica al menor, pero además se sancione a los responsables. y se pueda adoptar o mejorar las medidas preventivas.

Se dice también que la violencia que los niños ejercen en la escuela es como un reflejo de lo que viven en sus casas, por tanto los directivos y profesores no deben ser ajenos al círculo más cercano del alumno, y entablar un diálogo con los familiares para entre todos apoyar al menor que genera conflicto o es víctima en el conflicto.

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Karina Miranda

Karina Miranda