Resulta preocupante que a más de una semana de la censura del exministro de Educación, Carlos Gallardo, debido a la filtración del examen para nombramiento docente; este importante ministerio continúe acéfalo, más aún cuando se habla de un retorno a las clases presenciales y semi presenciales en todo el país, en marzo del 2022.
Tal parece que para el presidente Castillo, quien irónicamente llegó al Gobierno enarbolando la bandera de la Educación, y asegurando que sería una de sus prioridades; ahora no le interesa, y en un hecho insólito mantiene acéfalo este importante sector. Si bien sus antecesores tampoco le han dado la importancia debida al sector, nunca antes alguien había mostrado tal desinterés.
Ahora que se tiene programado el retorno a clases de los estudiantes en todo el país, resulta urgente designar al nuevo ministro, pero un profesional que reúna el perfil para tal propósito, pues el sector Educación requiere de personas calificadas que puedan elevar su nivel que, dicho sea de paso, no es el mejor, pero que tras la pandemia ha bajado notablemente.
Necesitamos que nuestros escolares regresen en las mejores condiciones a las aulas, no solo de salubridad, sino que se eleve su calidad de enseñanza, y ello solo se va a garantizar con un ministro que esté a la altura del gran reto que significa el retorno a las aulas, tras casi dos años de clases virtuales, pero que han sido las más discriminatorias por la deserción escolar ante la falta de equipos y acceso a la señal de internet.
Esperemos que el año 2022 nos encuentre estrenando ministro de Educación, y que el mismo dé muestras reales de contribuir a que el sector Educación deje de ser el gran olvidado de los gobiernos de turno.