La actitud impulsiva y despiadada de un menor de edad, quien aparentemente habría sido el asesino de un joven sereno de 18 años, no hace sino confirmar que hoy en día vivimos en una crisis de violencia, la cual debe ser controlada no solo en las calles, por la Policía, sino desde el seno del hogar, desde la etapa de formación.

Asimismo, los distintos hechos de bullying y ataques físicos que se han dado en las afueras, dentro y en los alrededores de los colegios, protagonizados por niños y adolescentes escolares, nos pone en la obligada labor de reflexionar sobre el rol de los padres y si lo están cumpliendo a cabalidad.

¿Demasiado permisivos o por el contrario, demasiada violencia en nuestra casa, al extremo que los niños imitan las actitudes de sus padres? Podrían ser ambas.

Por un lado, el desinterés de los padres, muchos de los cuales dejan a sus pequeños hijos salir a la calle y desaparecerse con sus amigos del barrio, sin saber qué hacen, si estudian, si cumplen con sus tareas o si por el contrario están siendo orillados al camino de la delincuencia, las drogas, o la prostitución en el caso de las niñas.

Por otro lado, la violencia dentro de casa, ya lo han dicho los especialistas, se convierte en un patrón de conducta para los niños, quienes suelen, o adoptar el rol de la persona sumisa que en este caso podría ser la madre, o del agresor, que podría ser el padre.

Aunque en algunos casos, se ha visto que los papeles se invierten, pero más se centran en la violencia sicológica. Ante este panorama, es necesario reforzar la labor familiar y la formación de los menores en medio de principios y valores que generen ciudadanía y respeto por el prójimo y por ellos mismos.


Síguenos en nuestras redes sociales:


Karina Miranda

Karina Miranda