Y mientras el Congreso se toma su tiempo para debatir el adelanto de elecciones a octubre del 2023.

Mientras, el Ejecutivo espera las decisiones del Parlamento, y el Ministerio Público realiza las diligencias necesarias para investigar las muertes provocadas por las violentas protestas, los que siguen sufriendo las consecuencias son los ciudadanos, y ahora no solo del sur, sino también del norte.

En nuestra región, pese a no existir el caos y la destrucción que si hay en otras ciudades, también ha comenzado a sentir los efectos de la crisis en sus bolsillos, sobre todo al acudir al Complejo de Mercados para comprar fruta o verduras.


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La mayoría de la fruta que se trae del sur, ha duplicado sus precios por kilo, generando malestar entre las amas de casa, quienes ahora deben comprar la fruta por unidad, aunque la recomendación es que puedan sustituirla con fruta de la región, como el mango, la uva y el arándano.

Pero, si esto sucede en Piura que no hay violencia y caos, la situación en el sur es peor, puesto que las pequeñas tiendas y comercios han tenido que cerrar sus puestos, no hay disponibilidad de efectivos, cientos de trabajadores han sido enviados a sus casas debido a que sus centros de labores han sufrido algún ataque, han sido incendiados o simplemente decidieron cerrar ante la amenaza y el riesgo.

La situación económica camina en reversa y la inflación amenaza con aumentar cada vez más. Ojalá, el Gobierno, el Congreso y por supuesto, los mismos manifestantes entendieran que de nada servirá atender sus reclamos si la economía se derrumba -un poco más- cada día.


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Karina Miranda

Karina Miranda