Es evidente que la ley ha tratado de manera desigual a taxistas, mototaxistas y motociclistas que, aprovechando un vacío legal, ofrecen servicios de transporte.
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Mientras los taxistas deben pasar por mil y un trámites, revisiones, exámenes, pagos (y hasta “cariños” pecuniarios) para sacar sus licencias y poder circular, y mientras los mototaxistas deben limitar su ámbito de trabajo al perímetro del centro y se ven sometidos al acecho -a veces legal y a veces no- de las autoridades, el motociclista ignora olímpicamente cualquier limitación, incluso la de llevar solo un pasajero: a diario vemos escalofriantes escenas de estos conductores llevando a dos personas más, a veces con niños, o adultos llevando enormes televisores y hasta cajas de cerveza desafiando la lógica, la gravedad y el respeto por la vida. ¡Si esto no es competencia desleal, con riesgo incluido, ¿qué es?!
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Cierto es que en el Perú la necesidad de ganar el pan nos puede obligar a tentar todas las alternativas, pero eso no justifica ir contra la seguridad ajena. En efecto, no hay una ley que permita o que impida brindar el servicio de transporte en moto lineal, pero existen otros criterios que hacen cuestionable este “trabajo”. En primer lugar, la seguridad del pasajero que, como ya mencionamos, no es la primera preocupación de los “moteros” a la hora de ganar una carrera. Segundo, es preciso notar que el hampa se camufla perfectamente entre estos trabajadores independientes. En este momento, es preciso eliminar cualquier posibilidad de camuflaje a “marcas” y sicarios.
