La conformación de equipos de inteligencia para combatir a sicarios y extorsionadores es una acción destacable porque recupera lo mejor de las viejas prácticas policiales: la investigación. A diferencia de otras estrategias que no han dado resultado, creemos que podemos ver un cambio. La ciudadanía demanda que las autoridades saquen de las calles a estos malandros que a diario se cobran vidas por cupos, deudas o ajustes. 

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No obstante, para que esto funcione es preciso no dejar que los corruptos uniformados terminen saboteando esta estrategia que promete ser impecable. Los órganos de control de la PNP deben funcionar para evitar que desde el técnico de rango más modesto hasta el propio general osen cruzar la línea de la ilegalidad. El propio jefe de la Macrorregión ha invocado a sus subordinados a no dejarse seducir por las mieles del dinero o los beneficios fáciles.  

En Talara, sicarios presuntamente contratados por prestamistas han baleado la casa de un abogado. En Sullana volvió a producirse un ajuste de cuentas y se estima que, en la región 20 personas han sido asesinadas por encargo. Como vemos, es urgente atacar. Si pensamos que los actos delincuenciales son poco importantes porque se concentran en los asentamientos y los centros poblados, cometemos el error que costó caro a Trujillo, donde la delincuencia dejó la periferia para convivir entre los edificios, en los centros comerciales, en las zonas residenciales donde, de vez en cuando, un disparo truena y alguien cae. 

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