La sanción o pena propuesta por Pedro Castillo contra los violadores de menores de edad, es un anuncio que ha generado polémica y debate nuevamente entre los peruanos. Mientras algunos se muestran a favor otros también se oponen, puesto que consideran que no es la solución al problema.
Definitivamente, más allá de que si es o no la solución, el Presidente tiene la razón en una cosa, no se puede tolerar más este tipo de actos crueles contra niños, como el caso de la pequeña de Chiclayo, quien fue secuestrada y violada por un depravado, quien ahora ya está tras las rejas. Las penas deben ser duras y drástica pues aunque no son la solución total, sí son una medida represiva que les priva de su libertad y con ello libera del riesgo de que otro menor sea víctima.
Por otro lado, de aprobarse, será vista primero por el Consejo de Ministros el día miércoles, y posteriormente irá al Congreso; en este caso, esta medida debería ir unida a todo un planteamiento de trabajo integral, porque como bien lo hemos dicho anteriormente esto solo es post delito, es una medida represiva que no le quita el daño sicológico y físico al menor, ni la pena con la que debe convivir la familia; el daño está hecho y lo que necesitamos es evitar este tipo de abusos.
Lograr que se reduzcan las violaciones por el hecho que la castración química se imponga como sanción, no está 100 % garantizado, sobre todo porque estos hechos son ejecutados por personas sicológicamente dañadas, enfermos que en lo que menos pensarán será en lo que sucederá si los descubren. Sin embargo, trabajar en la educación de los niños y niñas, la familia, la salud mental de las personas, son algunas de las cosas que a largo plazo podrían dar ayudar a disminuir la incidencia.