Mientras el Gobierno, el Ministerio de la Mujer, las ONG’s y todas las instituciones involucradas en la defensa de la mujer y los niños, lanzan discursos, emiten normas y tratan de dejar en claro que la protección a los menores de edad ante los abusos sexuales y laborales es la prioridad, otros entes como la Fiscalía, las Ugel, y los mismos directores de los colegios se hacen de la vista gorda frente a casos tan evidentes e indignantes como el de una niña de apenas 14 años, quien denunció haber sido violada y embarazada por su profesor.
Este hecho ha concitado toda la atención por parte de los piuranos y también de una representante del Congreso, lo cual es importante en la lucha que han iniciado los padres y quienes hasta la fecha han sido ignorados.
Tan solo ayer, hablábamos acerca de los casos de acoso y de tocamientos indebidos, hoy tocamos algo mucho más traumático para una niña: una violación y embarazo de su agresor.
Pues, efectivamente, si al final los operadores de justicia llegan a aplicar la ley, las heridas y cicatrices de este hecho tan doloroso permanecerán y podrían marcar la vida de esta adolescente.
Ayer también publicábamos de la necesidad de establecer filtros a la hora de la contratación de los docentes para proteger a los escolares, y ahora nos topamos con el caso de un docente que ni siquiera ha sido separado, sancionado o suspendido ante un caso tan alarmante.
Por el contrario, continúa en las aulas, cerca de otros niños, quienes están expuestos a un nuevo abuso por parte de este sujeto.
Esperemos que el drama que vive esta familia encuentre eco en la justicia, pero sobre todo que no solo pague el culpable, sino también los responsables de que esta denuncia no se atendiera como corresponde y en los tiempos apropiados.