Uno de los problemas más álgidos, además de las cuencas ciegas y la delincuencia en Piura, son las vías destruidas. Muchas están intransitables y ocasionan pérdidas de dinero a los conductores -en especial, al servicio público- en reparaciones de la suspensión y llantas; además de pérdidas de tiempo, sin olvidar que la polvareda que se levanta en estas vías deterioradas son un peligro para la salud y un riesgo para la vida de motociclistas.
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A pesar de todo ello, las autoridades ediles de Castilla, Veintiséis de Octubre y también Piura, se hacen los despistados y no atinan a apurar los escasos trabajos que se hacen. Un ejemplo de dejadez lo constituye la rehabilitación de la calle Corpac de ingreso al aeropuerto Guillermo Concha Iberico, que pese al tiempo transcurrido no se termina y hoy está detenida.
En otros puntos de la ciudad se han hecho trabajos de parchado pero en zonas que no solucionan el problema, como la Av. Cáceres e Irázola en Miraflores. En Piura y Veintiséis de Octubre pasa lo mismo. No se ve urgencia ni interés por darle viabilidad al tránsito público. En vez de ello, cierran las vías sin señalizar ni dar alternativas al tránsito de vehículos originando tremendas congestión de vehículos.
Con justa razón la Camco Piura emitió recientemente un comunicado, ya que los piuranos seguimos en modo “ataraxia”, exigiendo la aceleración y culminación de los trabajos porque lo que están haciendo hoy quienes tienen a cargo la administración de la ciudad es un atentado a la salud de los piuranos y además, ahuyentan al turista y generan dificultades a la inversión privada.
