Se advirtió hasta el cansancio sobre los efectos de las lluvias, y por eso se hicieron promesas, propuestas y se anunciaron abultados presupuestos para evitar que los piuranos sufran o salgan afectados con el probable Niño; sin embargo, una lluvia de apenas 25.2 mm fue suficiente para volver a poner de cabeza a Piura y sus distritos.

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En el Alto Piura, los diluvios de más de 100 mm ya estaban anunciados.                                       

El problema con Piura ciudad es que cualquier precipitación, por muy pequeña que esta sea, inunda cuencas ciegas y -lo más grave-, a pesar de la inversión y promesas, no se ha resuelto hasta ahora ningún problema de inundación. Lo escandaloso es el dren Sullana, el corazón del sistema de drenaje de Piura, que no ha sido limpiado y ocasionó la inundación de varios sectores del Barrio Sur, así como dificultades para el tránsito. En Cinco Esquinas, en Veintiséis de Octubre, Ignacio Merino y en la Av. Irázola las lluvias causaron estragos. Hasta los sardineles recién construidos en Irázola se desbarataron con una pequeña precipitación. 

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El sentir de la población es que no se ha hecho nada; es más, en el sector transporte, los conductores sienten que la situación en la ciudad ha empeorado por las pistas destruidas y llenas de huecos que nos dejó “Yaku”, y que a pesar del tiempo transcurrido no se han rehabilitado. Hoy, con las lluvias, la situación se agrava. Otra preocupación de los piuranos es por las obras de mitigación en curso. No se saben cuándo terminarán, pues la finalidad era que estas sirvan para menguar los daños de las precipitaciones, pero algunas no se han concluido y hoy hasta estas son afectadas.