El Presidente de la República, en su último discurso frente al Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA), manifestó que su gobierno no es comunista, que espera atraer inversión privada al país y que el Perú es un país eminentemente minero.

Un discurso que si bien debería ser motivo de tranquilidad para el país, lo que genera es mayor incertidumbre y sobre todo nos deja totalmente desorientados, pues no sabemos en qué camino estamos.

En principio, este pronunciamiento no tiene nada que ver, con el que se diera a inicios de su gobierno, y peor aún con el que se dio en campaña. Y si eso es lo que piensa Castillo, entonces dónde quedan las decisiones o intenciones de la bancada de Perú Libre, que es el partido al cual representa en el gobierno, aunque ahora su prioridad deba ser la población y no el partido.

No se puede ser coherente, cuando el Presidente mantiene en el cargo a ministros que están vinculados con el terrorismo. Cuando la bancada del partido que lo llevó al sillón presidencial, pretende apoderarse de los medios de comunicación o ponerles una mordaza. Cuando bajo diversas argucias, con publicidad en radios, incluida, pretende cambiar toda la Constitución.

¿Así piensa atraer las inversiones señor Presidente? En un país donde se pretende cambiar las reglas de juego, difícilmente un inversionista extranjero querrá invertir. Y donde, encima de todo se mantiene aún en la incertidumbre el nombre del Presidente del Banco Central de Reserva. Primero, cambie sus cuestionados ministros, dé pruebas claras de no ser un gobierno comunista y manifieste públicamente su oposición a todos los atropellos que quiere cometer su bancada.