El año pasado lo cerramos con 62 crímenes, y en lo que va del 2020 ya son 9 personas las víctimas.
Definitivamente la delincuencia sigue ganando terreno y arrinconando a los agentes policiales, quienes nada pueden hacer para evitar estos hechos con consecuencias mortales, pues siempre llegan solo para levantar las evidencias, que luego pasan por un largo proceso de investigación sin resultados contundentes, como el de ubicar y detener a los culpables.
Es lamentable que hayan crímenes de más de 3, 4 o 5 años atrás sin que se haya logrado capturar al asesino, quien sigue burlándose de la autoridad policial al no recibir castigo ejemplar por sus delitos.
Ayer, por ejemplo tres personas murieron a balazos, un comerciante limonero, un buzo y un agricultor, a quien lo acribillaron de cinco balazos, siendo éste el primer crimen por sicariato en Tambogrande.
Un distrito amenazado por la minería informal, que genera muchas disputas y enfrentamientos, entre los que caminan guiados por las leyes y los que desconocen cualquier tipo de respeto por la normativa nacional y regional.
Con estos últimos crímenes, el número de víctimas que hasta el miércoles era de 8, ayer subió a 9, pues falleció un técnico, quien resultó apuñalado en una gresca.
El nuevo general PNP. Eswin Manay Guerrero, llegó con la promesa de capturar a estas bandas de sicarios y sujetos dedicados al asalto a mano armada.
Es muy pronto para calificar su labor, pero si es necesario recordarle su compromiso y sobre todo la imperiosa necesidad de hacer justicia y capturar a los culpables de este absurdo derramamiento de sangre.