Entre bombos y platillos, la Municipalidad Provincial de Piura anunció que con apoyo de la Policía y de las Fuerzas Armadas ingresarían nuevamente al Complejo de Mercados para retomar el control y erradicar a la decenas de ambulantes que insisten en invadir los espacios públicos; lo cierto es que el operativo se ejecutó, pero sería más de lo mismo ya que veredas, pistas y pasillos siguen invadidas por los informales a vista y paciencia de los fiscalizadores que poco o nada pueden hacer.
Al parecer ni los decomisos, clausuras ni las fuertes multas que superan los 17 mil soles asustan a los ambulantes quienes día a día siguen ganando terreno en el interior y alrededores del Centro de Abastos, amparados en clientes que insisten en adquirir sus productos a la informalidad.
En tanto, los formales, que pagan sus tributos, tienen que seguir batallando día a día contra la competencia desleal que representa este tipo de comercio, el cual no solo genera desorden sino que las aglomeraciones en algunas zonas conllevan a un riesgo de contagio del Covid-19.
La falta de personal municipal también ha conllevado a que la comuna baje la guardia en las zonas rígidas del Cercado de Piura, donde los conductores se siguen estacionando en zonas prohibidas pese a que algunos fiscalizadores con megáfono en mano recuerdan que existen sanciones contra los que infrinjan la ordenanza municipal.
Las personas que se dedican al meretricio también vienen sacando provecho de la falta de fiscalización, de ahí que no resulte sorprendente observar a estas personas en las calles desde muy tempranas horas de la tarde en busca de clientes. Urge entonces que la comuna piurana tome al ‘toro por las astas’ y que la falta de personal no sea una excusa para no poner orden.