Un milagro salvó a los piuranos este año de una inminente inundación por desborde del río Piura. Y es que, tal y conforme están hoy las defensas ribereñas, estas no iban a resistir caudales superiores a los 3 mil m³ del río Piura. Por suerte, El Niño fue solo un susto y afectó a otras zonas, pero no a Piura que ya padeció un desborde el 2017.
El problema es que tras un estudio hecho por el consorcio hidráulico Rivera, se detectó que las actuales defensas ribereñas son solo maquillaje de concreto.
Estas no están sostenidas sobre taludes trabajados y con material resistente que soporte grandes avenidas. Para colmo, también han descubierto que las tablaestacas que dan soporte a las defensas, que debían tener una profundidad de más de 7.50 metros, como lo establece el expediente técnico, solo tienen entre 3.50 a 5.70 metros de profundidad.
Es decir, nos han dado gato por liebre, y el dedo apunta a la gestión de Servando García, quien tuvo la responsabilidad de dejar a Piura defensas que protejan a la población de una nueva inundación y no un adefesio de defensas que con avenidas pequeñas se empezaron a desbaratar como ocurrió el año pasado y que recién han podido ser remendadas.Y obras como estas abundan en nuestra región. Ya pasó con las pistas, con colegios, veredas y servicios básicos.
Todo ello demuestra que las autoridades que juran en campaña desarrollar a la región, solo llegan a medrar con el presupuesto público, sin importarles cuanto daño podría ocasionar su angurria a toda una población.
La Fiscalía debería intervenir ya de oficio.