La indolencia y la indiferencia parecen ser parte de este circo que se ha armado en torno a las geobolsas o lo que técnicamente se denomina ‘geotextiles’. El grueso de la población afectada por las lluvias y el desborde del 2017 fue el Bajo Piura; sin embargo, las últimas obras que se programaron fueron precisamente para esta zona.
Ahora, cuando estamos setiembre ni siquiera se define cómo se ejecutarán las defensas ribereñas que protegerían a los pobladores del Bajo Piura de otra crecida en caso de una fuerte temporada lluviosa. Lo peor de todo es que las autoridades se han enfrascado en un circo de dimes y diretes donde lo menos que reina es voluntad política y coordinación para hacer las cosas bien.
Una clara muestra es la actitud del gobernador que en un primer momento desistió de que el Gobierno Regional sea la Unidad Ejecutora que realice las defensas ribereñas del Bajo Piura, ahora aparentemente como ve la posibilidad de darse un baño de popularidad -que buena falta le hace- y ganar un poco de aceptación por parte de los piuranos, se suma al rechazo de las geotextiles y le quiere quitar la Unidad Ejecutora a la Municipalidad de Piura. Es decir, un juego de intereses, donde ayer no lo quiso, pero si hoy me sirve para mejorar mi alicaída imagen, ahora sí dámelo.
No señor gobernador, se trata de sentarse en una mesa con la autoridad provincial conversar y tomar acuerdos en favor de la población, porque los más afectados no son solo los que salen a las calles a protestar, los más afectados están en sus casas, trabajando, tratando de salir adelante y preocupados, porque de ustedes depende que en otro evento de esta naturaleza el río no se vuelva a llevar sus casas y todo lo que poco a poco están recuperando.