Nicanor Boluarte ya está libre gracias a que el juez que veía su caso cree que el hermanísimo de la presidenta Dina no se escapará. ¿Qué dijo su abogado, sin embargo? Que el hombre sospechoso de hacer promesas y negociados ilegales, el sindicado de poner funcionarios aquí y allá valiéndose de su propicio parentesco, podría viajar fuera del país cuando quiera pues nada se lo prohíbe.

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No sería descabellado pensar que en las próximas horas Nicanor Boluarte partirá hacia algún país a donde la mano de la justicia peruana no llegue. Y si se queda, lo hace con la garantía de que la justicia ya no tiene los ojos vendados, sino bien abiertos para cumplir las órdenes que salen desde los niveles más altos de nuestra alucinante política.

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Así opera el sistema judicial, con tan sospechosa ingenuidad resuelven los magistrados, pero, ¿se imagina la ciudadanía cuán paralizado está el resto del sector público? El Estado, sencillamente, no camina, las EPS a nivel nacional enfrentan terribles problemas y están quebradas, pero nadie acomete una solución. El Ministerio de Vivienda, que pregona la concesión como estrategia, por lo bajo entrega licitaciones a empresas que son cuestionadas por sus retrasos. ¿Alguien recuerda a qué se dedica el Ministerio de Economía? La inversión pública está paralizada y nadie recuerda ni siquiera el “chorreo” de décadas pasadas. Finalmente, ¿es necesario mencionar la calamitosa situación de la seguridad ciudadana? ¿Alguien sabe a qué juegan nuestros jerarcas policiales? Nosotros no.