La delincuencia en la región llegó a niveles preocupantes para la población que hoy está indefensa frente a extorsionadores, “ruleteros”, estafas cibernéticas, robacasas y todas las formas posibles de apropiarse de lo ajeno, adoptando, incluso, nuevas modalidades como el “robo en manada” que intentan imponer como estrategia exitosa.

Ya lo han hecho con asaltos sorpresas a los peajes, también a pequeños negocios y últimamente con el robo de vehículos en Los Ejidos. La táctica es atacar en grupos de diez a más sujetos al mismo tiempo generando sorpresa entre sus víctimas; mientras otros aprovechan para alzarse con lo que puedan y desaparecer sin dejar rastro.

La modalidad es tan efectiva que muchos empresarios locales temen que se extiendan a negocios e incluso en zonas de mercados donde fácilmente pueden saquear los negocios. En Lima se han reportado robos similares en exclusivas tiendas de celulares de alta gama. Los atracos son rápidos y violentos e incluso se han reportado robos en manada en algunas casas, las que vacían en cuestión de segundos.

Este tipo de delincuencia, si no se ataca, seguirá operando con total impunidad, pues hasta la fecha se hace difícil identificar a los atacantes, como ocurrió en el último golpe que dieron en Playa Río, Los Ejidos. Y parte del problema, sin duda, es la mano blanda de la justicia frente a los delincuentes, a quienes se deja en libertad porque no han sido capturados en flagrancia. Ante ello, se hace necesario un cambio de ciertos funcionarios del MP que más parecen amigos del delincuente que de la justicia.