un informe del Instituto de Economía de la Cámara de Comercio de Lima reporta un desalentador panorama para los jóvenes en el país. Resulta que ahora tenemos más de millón y medio de ciudadanos, entre los 15 y 29 años de edad, que no estudian y mucho menos trabajan. A este significativo grupo de peruanos que cada año crece imparable se le denomina “Los Ninis”.
Más allá de lo irónico del nombrecito, lo preocupante es que para estos jóvenes no hay programas educativos, no existen servicios, no cuentan con CTS ni AFP y por lo tanto son una carga para las familias; además de una gran preocupación porque a falta de estudios y trabajo, muchos de ellos están tomando la vía rápida y fácil para obtener dinero: la delincuencia en sus múltiples formas.
En el caso de Tumbes, por ejemplo, de cada tres jóvenes, uno es un nini. Y la cifra podría subir aún más este 2024 debido a la recesión y la falta de fuentes de trabajo, con el riesgo que la delincuencia se incremente a niveles alarmantes, como ya está ocurriendo.
Tener ninis no es ningún mérito para un país como el nuestro, por el contrario, es el símbolo del fracaso de un gobierno; de las desastrosas gestiones en políticas públicas y de las constantes crisis políticas que ha contribuido a espantar la inversión privada y generar la huida de los jóvenes talentosos a otros países porque piensa que aquí no hay futuro para ellos. De eso no se están preocupando los congresistas populacheros, entretenidos hoy en repartirse el poder cual botín de guerra, aunque con ello lleven a la ruina a todo un país.