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Editorial: Oportunismo
noviembre 14, 2020
Autor: Victor Palacios

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Al oportunismo que mostró el Congreso de la República el pasado 9 de noviembre en que se vacó al expresidente Martín Vizcarra se ha sumado ahora el oportunismo de algunos precandidatos que quieren aprovechar la indignación de los jóvenes para ganar más adeptos y conseguir sacar por ahí algunos votos que les aseguren una curul en el próximo Congreso.

Y, si bien es cierto, no se les puede prohibir su participación, porque es su derecho como ciudadanos peruanos, lo que no deberían permitir los manifestantes es ser manipulados y convencidos de que ellos son la solución, simplemente porque van a alardear su supuesto patriotismo alzando los brazos en protesta o gritando a viva voz ¡Fuera Merino, no me representas!, armando líos o incentivando incluso más violencia.

Lo más inteligente que puede hacer un manifestante sin intereses electorales es no prestar oídos a este tipo de personas, que incluso acuden con su pequeña portátil, o los colores de su partido. Participar de movilizaciones, marchas o salir a protestar no califica como óptimo a un postulante al Congreso, a la Presidencia o a cualquier cargo público, lo que le da una calificación óptima, es su trayectoria política o profesional, su calidad moral, y su lealtad a sus propias convicciones, no aquellos que van de tienda en tienda política de acuerdo a como les convenga.

Así es que si la ciudadanía se ha puesto de pie porque ya no quiere más corrupción, lo primero que debe hacer es saber reconocer a aquellos que solo buscan sentarse en una curul por una ambición de poder, un afán económico o por sus propios intereses. Que esa multitud que el jueves por la noche se volcó a las calles marque la diferencia el 11 de abril del 2021, pues es en esa fecha en que realmente se pondrá a prueba su conciencia cívica y ciudadana.

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