Lamentablemente nuestra gloriosa Policía Nacional sigue en el “ojo de la tormenta” por escándalos de corrupción y hechos delictivos cometidos increíblemente por algunos de sus efectivos.
Por supuesto, que no son todos, pero es un hecho que no podemos ignorar. Hace tres días que se recordó el 32° aniversario de la Policía Nacional del Perú (PNP), y en la ceremonia celebrada en Lima, el presidente Francisco Sagasti les recordó que su misión de garantizar la seguridad al país “tiene ahora más importancia que nunca. Las amenazas se han multiplicado y demandan ahora un esfuerzo adicional”.
Sin embargo, a la luz de los hechos, lo que la población también exige de su gloriosa Policía Nacional es una total reestructuración para acabar con la corrupción en la que a diario se ve envuelta esta institución, por la presencia de malos elementos policiales que no hacen sino alejarlos de su misión de garantizar la seguridad y tranquilidad a la población; una población que cada vez los mira con desconfianza, al punto de incluso haberles perdido todo respeto.
Esta nueva denuncia en Piura, en la cual se han visto involucrados dos agentes policiales por el robo de un celular y 700 soles, a un estudiante universitario; no hace sino acrecentar más esa desconfianza en la institución policial y deteriorar aún más su imagen ante la población, algo que no podemos permitir por nuestra propia seguridad y tranquilidad.
De ahí que a los altos mandos policiales no les debe temblar la mano para investigar y sancionar a todos aquellos malos efectivos. Como bien lo ha dicho el presidente Sagasti, “las amenazas se han multiplicado”, y una de esas amenazas que debemos erradicar es la corrupción que envuelve a nuestra Policía Nacional.