El pronunciamiento, además de tardío del Tribunal Constitucional, ha resultado ser una total decepción para los peruanos, y casi una ‘lavada de manos’ ante un hecho tan grave como la misma Presidenta del TC, lo dice, pues aunque respeta la decisión de sus colegas, no la comparte y da fundamentos claros sobre ello.
El principal, es que al no delimitar el significado de una vacancia por incapacidad permanente, se ha dejado un “terreno minado” y la posibilidad de que otro Congreso lo vuelva a repetir en cualquier momento. La magistrada ha sido tan clara en su posición que ha dicho sin temor alguno, que para ella lo que ha hecho el Congreso es un Golpe a la Constitución y a la Democracia, porque usó de modo arbitrario la causal de vacancia y porque ha cortado abusivamente la competencia del Presidente de la República. Pero no solo ello, sino que Ledesma ha dejado una tarea al actual Congreso o al próximo que llegue, que si quiere enmendar y cambiar la percepción que tiene el pueblo sobre su trabajo, deberá agendar como uno de los puntos importantes la modificatoria de su propio reglamento e insertar las ideas de generar un proceso de vacancia con mayores garantías para un Presidente de la República.
En sus propias palabras, ha dicho que es hora de mostrar que realmente están arrepentidos, pero con hechos. Lamentablemente para el Perú, la posición de todos los magistrados del Tribunal Constitucional no fue tan clara como la de Marianella Ledesma, y se dejó escuchar la voz conveniente de un magistrado como Ernesto Blume, quien consideró que mejor era dejar las cosas como estaban dándole la razón al Congreso, diciendo que actuó de acuerdo a sus atribuciones y con ello legalizó todo lo hecho, y dejó un tremendo vacío para que se vuelva a repetir esta crisis política.