LHace un par de semanas atrás el crimen de un escolar de tan solo 15 años, a manos de uno de sus compañeros, estremeció a todos los piuranos, e incluso a la población nacional, pues fue parte de los titulares de los programas de noticias en el país.
Lo que nos preguntamos es qué se hará después de este hecho, y una de las preguntas que más inquieta a la población y a los mismos maestros, es ¿por qué se les ha quitado tanta autoridad y se les ha limitado a la hora de disciplinar a los alumnos?. Décadas atrás, los alumnos no sólo debían respetar el uso completo del uniforme, sino también las reglas que cada colegio impartía. Hoy en día, el alumno puede ir como sea, con tal que vaya.
El colegio, o mejor dicho, el área de disciplina podía regresar a su casa a una alumna por ir con las uñas largas o pintadas, la falda demasiado alta o la casaca amarrada a la cintura, hoy en día ni eso pueden corregir los colegios, porque ya están afectando los derechos de los niños. Si se quiere castigar, habrá que tomar la decisión de sancionarlos ‘con el pétalo de una rosa’, ya no se les puede tocar, ni mucho menos alzar la voz porque se les está agrediendo sicológicamente. Lamentablemente, y como lo dijo en su momento una docente del mismo colegio donde sucedió esta tragedia, los docentes “están atados de manos”.
Ojalá, y este gobierno o el próximo, o las autoridades competentes promuevan normas o leyes que restituyan los derechos de formación a los niños que antes tenían los maestros, sin llegar a exageraciones y estableciendo los límites necesarios como para que también el abuso y el maltrato físico sean sancionados. Porque sino, los padres o la misma sociedad no tendría por qué reclamarle nada a las escuelas o profesores, pues la base fundamental de una buena formación, es la familia; pero ese es un capítulo aparte.