Las modalidades criminales son cada vez más variadas -no decimos ingeniosas, pues no es intención de este editorial alabar los métodos con que estos malvivientes arrebatan a otros el fruto de su esfuerzo-, pero la Policía parece empeñada en solo seguir sus estrategias de manual, siempre reaccionando con posterioridad al crimen, olvidando que solo se puede proteger verdaderamente a la población con un enfoque preventivo.
PUEDES LEER?: Violencia escolar va en aumento en Piura
¿Acaso los agentes policiales no saben dónde se esconden los ladrones, los “marcas” y los homicidas? Lo saben. Lo saben tanto que es posible trazar un mapa del delito, de “zonas rojas” o de “zonas calientes”. Hay que ir allá y arrasar con todos los edificios y organigramas construidos a punta de pistola y a filo de navaja. En sus cuadros de logros, los jefes policiales inflan el pecho afirmando que en lo que va del año han detenido a más de 16 mil personas, pero ¿Cuántos de ellos son cabecillas o “peces gordos” cuya captura signifique un puñetazo directo a la panza de la delincuencia?
PUEDES LEER?: Arequipa: cárcel para médico de EsSalud que cobró a pacientes con cáncer
¿O es que la capacidad de reinvención del crimen ha superado a la Policía, maniatada por una versión “buenista” del derecho que es incapaz de identificar a los delincuentes como tales pues solo ve en cada “marca”, sicario o extorsionador a una víctima de la cruenta sociedad? Estamos hartos, hartos de ver cómo cinco o más sujetos ingresan al Mercado Modelo de Piura a robar mientras los otros, los supuestos “buenos”, se hacen a un lado para que no les salpique la mala suerte. Y la Policía solo esperará a que haya denuncia para actuar. Lamentable.