El Gobierno y los Ministerios salen casi a diario con una nueva norma, muchas de las cuales son los municipios provinciales o distritales quienes están en la obligación de hacer cumplir, sin embargo, ¿están en capacidad de implementar, modificar, adaptar y sobre todo controlar que los ciudadanos las respeten? No, y ya nos hemos dado cuenta de ello, tanto así que el comercio informal crece, el transporte informal sigue circulando, y ahora las personas no respetan ni siquiera el uso de la careta.
Y es que aunque la norma no entre en vigencia en Piura, porque aún falta regularla mediante la ordenanza municipal, no se trata solo de una obligación para evitar la multa, se trata de un tema de protección a la propia salud y a la salud del prójimo, sin embargo los piuranos no entienden.
Y si cada persona no se cuida, es imposible que una comuna con solo 50 personas pueda obligar a cumplir la norma. Entre otras cosas, porque este personal no solo estará a cargo de vigilar los buses y cuidar que no suban personas sin el protector facial, sino porque este mismo número debe cuidar las vías públicas para que los ambulantes no se vuelvan a posicionar, deben vigilar el transporte, restaurantes, hoteles, etc, es decir, ahora, con el levantamiento de las restricciones, las funciones se han multiplicado y no hay un incremento de personal, por el contrario hay muchos que han dejado de laborar por su situación vulnerable y otros que están cumpliendo cuarentena.
A ello se suma el problema presupuestal también, tema que el alcalde y sus funcionarios de Presupuesto deberán solucionar, pues no solo se trata de contar con serenos, sino también con el personal calificado y facultado para sancionar a quien insista en faltar a la ley, sino terminado el 2020, la ciudad será un verdadero caos.