A pocas semanas del inicio de un nuevo año escolar, vuelve un viejo problema dentro de las escuelas: la violencia psicológica, física y sexual. Un problema que se incrementa cada año por lo que podría convertirse en un tema de salud pública. En algunos países, como México, Colombia o Venezuela, el problema es tal que, de cada 10 niños, siete han sufrido algún tipo de violencia.
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En Piura la situación no es ajena y según representantes del Colegio de Psicólogos, ha ocurrido el año pasado la nada despreciable cifra de 1,083 casos de violencia, tanto en hombres como mujeres de educación primaria y secundaria. Las principales expresiones de violencia escolar no se limitan a lo verbal, físico y psicológico. Lo más grave es la violencia sexual, tocamientos indebidos, acoso sexual cibernético, además de racismo y bullying por cuestiones patrimoniales, económicas, sociales o raciales.
Lo preocupante es que no solo faltan psicólogos en los colegios para atender a los afectados (tanto agresores como agredidos) sino que los niveles de violencia van en aumento porque muchos menores provienen de entornos de violencia familiar, donde se acepta y legitima las conductas violentas, agravado por la falta de cultura de respeto a los derechos humanos de niños y adolescentes.
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Mientras el núcleo familiar no logre estabilidad, entendimiento y respecto a los derechos de cada uno de los integrantes, la violencia continuará en los colegios. Preocupa que la crisis económica traiga más violencia y con ello se disparen las de agresiones este año, si es que no hay apoyo psicológico en los colegios.
