La cuarentena ya pasó en algunas regiones, pero en Piura las consecuencias de ello se siguen lamentando, y no lo decimos por el tema económico, sino por todos los delitos de violencia familiar y sexual que se incrementaron durante la época en que la mayoría de familias permanecieron encerradas en sus casas.
Y es curioso, cuando se supone que en casa los niños y niñas deberían estar más seguros, es cuando mayores problemas han tenido con sus mismos parientes.
Son casi 200 niñas que han sido víctimas de violencia sexual, la mayoría de los casos se ha dado durante la cuarentena y sus agresores, sus mismos padres, abuelos, padrastros o tíos; que incluso en algunos casos estos sujetos las han dejado embarazadas, punto en el cual surge una disyuntiva en las madres, denunciar o no denunciar el hecho.
Y es que, lamentablemente, aún sigue siendo un tabú, una vergüenza, aún existen prejuicios que terminan favoreciendo al agresor sexual. Porque la familia prefiere evitar la vergüenza de ser víctima de comentarios, críticas, cuestionamientos o incluso sarcasmos y atropellos a la niña.
Definitivamente, entendemos que sientan temor de denunciar, pues aún hay gente que ve en las mujeres a las causantes o culpables de la violación, incluso muchos son capaces de culpar a las niñas y defender al abusador.
Sin embargo, si no tomamos la iniciativa de denunciar la violación y el consecuente embarazo causado por un adulto a una niña, nos estamos convirtiendo en cómplices del violador, y no solo eso, sino que le estamos dando la oportunidad de que vuelva a atacar a su víctima o acosarla, como lo hizo un sujeto hace unos días con una menor de 12 años a quien violó a los 9.
Le estamos dando bandera blanca, para que continúe en las calles al acecho de otras pequeñas inocentes. Denunciémos, es la mejor forma de reducir estas escandalosas cifras de violación a niñas.