Es lamentable ver cómo la intervención de efectivos de la Policía Nacional del Perú, por coimas y dádivas se ha vuelto parte de la noticia del día. Hace poco fue en Sullana y ahora ocurre en Paita, fácilmente podríamos contar decenas de casos que se han dado en este año, pero más allá de las cifras, lo que preocupa es la facilidad con la que ahora los agentes de nuestra institución policial piden dinero a los ciudadanos, como si fuera una propina.
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Pierden la vergüenza, manchan su uniforme y encima se exponen a ser dados de baja, retirados del cuerpo policial por 100 o 500 soles. ¿Tan mal pagados están? Y, es que definitivamente, este tipo de delitos no tiene nada que ver con la cantidad, no es más o menos malo ensuciarse las manos por diez soles o cien, aquí de lo que se trata es de los valores y principios de los policías. ¿Qué está pasando con los filtros que debería tener la institución a la hora de seleccionar su personal? Se fijan en la talla, el peso, la destreza física, pero ¿no se fijan en su educación?
Ahora, para nadie es un secreto que el ingreso a las escuelas de oficiales y suboficiales está bastante cuestionado, entonces por ahí deberíamos comenzar, quiénes se encargan del proceso de calificación; y en segundo lugar, cuánto tiempo de carrera hacen estos futuros oficiales o suboficiales. ¿Con qué tipo de instrucción técnica o preparación sicológica? Estamos hablando de personas que salen a enfrentar a la delincuencia no a unirse a ella, deben de ser seleccionados primero por su vocación de servicio y entrenados para proteger a la comunidad, no para perjudicarla.