La población del Bajo Piura entró en zozobra luego de conocerse que el caudal del río viene creciendo, y que según una inspección realizada a la margen izquierda, el río podría llegar a desbordarse si llegara a los 1.500 metros cúbicos. La pesadilla vivida el 2017 podría repetirse, increíblemente a casi seis años de ese trágico hecho.

Y, es que resulta insólito que pese ha haber transcurrido más de cinco años del desborde que dejó a miles de damnificados, ahora se encuentren en igual o peor situación, debido a que no se ha hecho un reforzamiento que garantice que no volverán a inundarse.

Suena a burla que tras esa tragedia, ahora cuando el río amenaza con desbordarse, se tenga que recurrir a los sacos terreros para dizque evitar una inundación.

Es comprensible la indignación de los pobladores del Bajo Piura, especialmente de las mujeres artesanas que en aquella ocasión lo perdieron todo, y ahora cuando están tratando de recuperarse de esa tragedia y la pandemia, se cierne sobre ellos la pesadilla de otra inundación.

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La desazón e indignación es tal, pues no puede ser posible que no se haya logrado dar solución, pese al tiempo transcurrido.

La naturaleza les dio tregua de casi seis años, pero por la ineficiencia de la gestión regional anterior, ahora cientos de familias están en peligro otra vez.

Se espera que las gestiones actuales no se crucen de brazos y exijan al Gobierno Central la atención inmediata, y no seguir pensando que con saquitos de tierra se va a dar solución, poniendo en riesgo una vez más la vida de miles de personas.

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