Perú, el país de los 3 mil violadores de niñas, como en algún momento tituló un conocido portal de investigación periodística, por las condenas a violadores de menores que se habían impuesto desde el 2014 hasta el 2017, sigue estremeciendo con casos tan dramáticos que duelen y oprimen el corazón de una sociedad que solo exige justicia, mano dura y prevención.

Afortunadamente, ya hay uno menos o uno más que pasará a las filas de los encarcelados por abusar sexualmente de su propia hija, y lo que es peor, fugar dejándola con una hemorragia incontenible.

Este sujeto, que desconoce lo que es ser un padre, podría pasar el resto de la vida en la cárcel si la justicia hace su trabajo y le da a la familia afectada y a la víctima, por lo menos la tranquilidad de saber que ya no estará suelto, que nunca más será una amenaza y que morirá tras los fríos barrotes de un Penal, donde tal vez encuentre su castigo, pues para nadie es un secreto que dentro la Ley del Taleón se impone sin distinción alguna.

Sin embargo, tras este lamentable e indignante caso, quedan aún muchas cosas por corregir, y es que los padres debemos aprender a reconocer nuestras fallas y asumir una parte de la culpa.

En esta historia, el abuelo ya había observado una conducta insana del padre hacia su hija, lo cual debió ser motivo de alerta para la madre y demás familiares. Más allá de las molestias, críticas o comentarios entre ellos, no se optó por tomar medidas de prevención.

Esto es lo que debemos saber detectar las madres o padres en general, las conductas anormales, no solo de los posibles agresores, sino también de nuestros hijos, pues de no ser así estaremos dejándole la puerta abierta al agresor.

Karina Miranda

Karina Miranda