De acuerdo a las estadísticas oficiales de la Policía Nacional el 75% de las extorsiones, que ocurren en la región, salen del penal Piura (ex Río Seco). Esta escalofriante data toma fuerza con la incautación de 130 teléfonos celulares (mini celulares y de alta gama) en requisas y en el control de las visitas en el mencionado centro de reclusión.
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Al hallazgo de los equipos móviles durante los operativos efectuados en los pabellones del penal, por agentes del Instituto Penitenciario del Perú (INPE) y la Policía Nacional, se suman los hallazgos de agendas, cuadernos, hojas sueltas y hasta una biblia con anotaciones.
Las rutas del miedo
Fuentes confiables indicaron que las autoridades encontraron en las requisas anotaciones con números de los agraviados (comerciantes, emprendedores, diversos negocios, entre otros). También números de cuentas bancarias y hasta de Yape.
Se conoció que los agraviados en su mayoría son de Paita, Sullana, Piura y Tambogrande.
Asimismo, figuran agraviados de Castilla, Veintiséis de Octubre, Chulucanas, Suyo, Paimas, Las Lomas, La Unión y hasta de Sechura.
A todos ellos les exigen pago de dinero que va desde los cinco hasta 30 mil soles para “darles seguridad” y no atentar contra sus negocios y vida.
¿Y LA LANCHADA?
Aunque el 21de mayo pasado, 13 internos de alta peligrosidad, vinculados a extorsiones y sicariato, fueron trasladados del penal Piura a otros centros de reclusión del país, las extorsiones no pararon. Por el contrario sigueron las amenazas extorsivas en la región.
Cabe señalar, que en esa oportunidad fueron “lanchados” los temibles José Silvio Retete Febre (a) “Serrano Silvio” y Jean Alberto Campos Sancarranco (a) “Colombina”, ambos del distrito de Las Lomas. Pero igual, las llamadas extorsivas continuaron.
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PANORAMA DE TERROR
El panorama sigue sombrío, ya que los extorsionadores no han tenido reparos en exigir dinero a un juez de paz, a un párroco y a un alcalde talareño.
La lista de agraviados es larga. Hay que tener en cuenta que existe un alto número de víctimas que no han denunciado por temor a las represalias.
Las extorsiones siguen y salen desde el penal, lo cual indica que existen celulares en los pabellones del mencionado centro de reclusión.