Mientras que las investigaciones avanzan, el joven J.L.I. se ha convertido en una pieza clave para esclarecer el asesinato del coreógrafo piurano, Carlos Iván Espinoza Huertas (41), ya que vio de cerca el rostro de los tres extranjeros que dieron muerte a Espinoza.
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El sobreviviente fue amarrado y amordazado por los criminales para perpetrar el robo; sin embargo, no corrió con la misma suerte del coreógrafo y se salvó de las manos de los asesinos.
En tanto, la Policía ya tiene en su poder el video donde se capta el ingreso y la salida de los tres extranjeros con su amigo Iván Espinoza.
Los presuntos asesinos no salieron por la puerta del edificio, muy por el contrario treparon las rejas del edificio, ubicado en la Av. José Granda del distrito San Martín de Porrres, Lima.
En el video se visualiza a uno de los criminales portando una mochila con prendas de vestir y enseres de Iván Espinoza.
Familiares del coreógrafo señalaron que Iván no acostumbraba a tener dinero en efectivo. Siempre utilizaba las transferencias y el Yape.
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Llegan restos
Cerca de las siete de la noche de ayer, parientes, amigos y vecinos del asentamiento Campo Polo, Castilla, formando una cadena humana en la Av. Progreso, cerca del colegio Miguel Cortés, recibieron los restos de Iván Espinoza. El cuerpo fue traído desde Lima por tierra para ser sepultado en su natal Castilla.
María Felicita, con la voz quebrada por el llanto, indicó que su hijo será sepultado mañana martes en el cementerio Parque del Recuerdo.
Como se recuerda, el coreógrafo residía en Lima desde hace 18 años y se dedicaba a dar clases de baile a jóvenes en el distrito limeño; además, era muy requerido para organizar eventos familiares y eventos corporativos.