Redacción La Hora
Sullana. La Perla del Chira se sigue desangrando. Nuevamente una vida se apaga a manos de sicarios, quienes no dudaron en acribillar a su víctima.
Se trata de Carlos Magno Jiménez Valdiviezo (40) conocido como ‘Curucho’, un obrero de construcción civil, dedicado a ‘chalequear’ obras pequeñas, aunque también laboró en la obra de la PTAR cuando se intervino en la Av. Buenos Aires, en la zona donde reside.
‘Curucho’ se había salvado de ser asesinado en otras oportunidades, pero esta vez la confianza le jugó una mala pasada y acudió a libar licor a la cuadra 4 de la Av. Jorge Chávez y Miguel Checa, en el asentamiento Juan Velasco Alvarado, Sullana.
Ayer, aproximadamente a la 1:00 de la tarde, libaba con algunos amigos en el frontis de un local comercial. En la ventana, se hallaban los vasos de cerveza que dejaron sus compañeros luego de huir cuando escucharon los disparos.
Llegan en moto
Dos sujetos en una motocicleta, con el rostro descubierto, entre 17 y 20 años aproximadamente, se acercaron hasta donde estaba Carlo Magno Jiménez y tras descargar siete balas, varias de ellas le cayeron en el pecho y el abdomen. Mientras que una bala cayó en el celular de un amigo, el cual llevaba en la cintura, lo que evitó que resultara herido.
“Él ( curucho) había pedido un ceviche para comerlo ahí, donde estaban parados con sus amigos, y estábamos cocinando un sudado, cuando escuchamos a la gente gritar: Lo han matado, lo han matado. Salimos y vimos a ‘Curucho’ en medio de un charco de sangre”, contó una señora quien vende ceviche y cerveza muy cerca a la zona del crimen.
De inmediato, vecinos comunicaron de los hechos a personal de la Unidad de Emergencia (UNEME), el cual con apoyo de Serenazgo, acordonaron la zona hasta la llegada de los peritos del Departamento de Investigación Criminal de Sullana, quienes investigan los móviles del crimen.
Según se conoció, ‘Curucho’ siempre llevaba un arma de fuego, la misma que no pudo usar para repeler el ataque de sus verdugos. A un costado también se encontraba la moto en la que se trasladaba.
La Policía maneja varias hipótesis. Una de ellas es que fue un ajuste de cuentas entre bandas que se pelean los cupos en las diferentes obras que se realizan en la provincia, no sólo por la PTAR, ya que se dedicaba a brindar seguridad o conocido como ‘chalequeo’.
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