Dos activistas ambientales arrojaron sopa sobre la Mona Lisa, la icónica obra maestra de Leonardo da Vinci expuesta en el Louvre de París. Este incidente, registrado en video, ha desencadenado una serie de preguntas sobre los límites entre la expresión artística y el activismo por la alimentación sostenible. ¿Cuál es el equilibrio entre la preservación del arte y la necesidad de un sistema agrícola más saludable?
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La acción y su justificación
Durante casi dos minutos, las dos mujeres realizaron su peculiar protesta, lanzando una sopa de color naranja sobre el cuadro protegido por un grueso cristal. La acción se llevó a cabo bajo la consigna de cuestionar qué es más importante: ¿el arte o el derecho a una alimentación sana y duradera? La justificación de las activistas resuena en un llamado de atención hacia la salud de nuestro sistema agrícola.
Protección del patrimonio artístico
«La Gioconda», conocida también como la Mona Lisa, ha sido objeto de varios actos vandálicos a lo largo de los años. En mayo de 2022, alguien arrojó una torta de crema, pero gracias a la capa de cristal protectora, la obra no sufrió daños. Desde 1907, el Louvre implementó la instalación de cristales en sus obras de arte después de un ataque anarquista a un lienzo de Ingres. El vidrio sobre «La Gioconda», valuado en aproximadamente USD 2.5 billones, se colocó en 2005.
El trasfondo del cuadro y sus ataques previos
Desde 2005, «La Gioconda» reside en el Salón de los Estados, con una pared exclusiva para ella. Aunque separada del público por estrictos protocolos de seguridad, la pintura presenta medio millón de craquelures, pequeñas grietas, que pasan desapercibidas para la mayoría de los visitantes. La fama de la Mona Lisa se consolidó tras el robo de Vincenzo Peruggia en 1911, durante el cual desapareció por dos años.
Antecedentes de ataques
A lo largo de los años, la Mona Lisa ha sido víctima de diversos ataques. En 1956, un hombre lanzó ácido, dañando la parte inferior del cuadro. En el mismo año, Ugo Ungaza Villegas, un pintor boliviano, arrojó una piedra, causando daños leves. Otros incidentes incluyen el arrojo de pintura roja en 1974 como protesta y una taza de cerámica lanzada en 2009 en un acto de frustración por la denegación de la ciudadanía francesa.
Un debate global en marcha
Este incidente ha avivado un debate global sobre el equilibrio entre la preservación del patrimonio cultural y la atención a las crecientes preocupaciones medioambientales y alimenticias. ¿Cómo pueden los museos adaptarse a la creciente conciencia sobre la sostenibilidad sin comprometer la integridad de las obras de arte que resguardan?
