Una crisis atraviesa el país africano de Kenya, en donde cinco personas han muerto durante protestas generalizadas contra un proyecto de ley de finanzas que ha generado el rechazo de la población.
LEER MÁS ►Piura: La Islilla se suma al avistamiento de ballenas 2024
La crisis en Kenya se manifestó en protestas con las subidas de impuestos propuestas que culminaron el martes con un «cierre total» del país que rápidamente se tornó violento Las manifestaciones, desencadenadas por la Ley de Finanzas 2024, han reunido a los ciudadanos bajo el lema «7 días de rabia».
En una declaración emitida por activistas, abogados y profesionales médicos se informó que al menos cinco personas murieron por disparos y unas 31 resultaron heridas. De ellas, 13 fueron alcanzadas con balas reales, cuatro con balas de goma y tres con botes lanzagranadas.
«A pesar de las garantías dadas por el gobierno de que se protegería y facilitaría el derecho de reunión, las protestas de hoy han derivado en violencia. Los observadores de derechos humanos y los funcionarios médicos han informado de varios incidentes de violación de derechos humanos», decía una declaración conjunta emitida por Amnistía Internacional Kenya, la Asociación Médica de Kenya, el Colegio de Abogados de Kenya y el Grupo de Trabajo sobre Reformas Policiales de Kenya.
Crisis en Kenya: protestas llegaron al parlamento
En medio de las protestas los manifestantes llegaron al parlamento con el fin de invadirlo, cuando esto ocurrió algunos legisladores se encontraban en el lugar y tuvieron que escapar por un canal subterráneo.
Del parlamento fue robada la maza ceremonial que, como se describe en el sitio web del gobierno de Kenya, «es un bastón de metal, madera u otros materiales muy ornamentado, portado por un portador de maza o colocado ante un soberano u otros altos funcionarios; en ceremonias cívicas o ante una reunión venerada para simbolizar autoridad».
La furia de la población originó que la oficina del Gobernador en Nairobi fuera incendiada en medio del caos. El rechazo es claro.
.
