El gobierno de México anunció la extradición de 29 presuntos narcotraficantes a Estados Unidos, en un hecho sin precedentes que responde a las presiones de la administración de Donald Trump para frenar el tráfico de fentanilo.
Entre los entregados se encuentra Rafael Caro Quintero, conocido como el «Narco de Narcos», quien es requerido por la justicia estadounidense por su implicación en el asesinato del agente de la DEA Enrique «Kiki» Camarena en 1985.
Cargos contra los extraditados
La Secretaría de Seguridad de México confirmó que los detenidos enfrentan cargos por crimen organizado, narcotráfico, homicidio, lavado de dinero y uso ilegal de armas. El Departamento de Justicia de EE.UU. emitió un comunicado asegurando que estos criminales serán procesados con el «peso completo de la ley».
Uno de los puntos más críticos de la extradición es la posibilidad de que algunos de los delincuentes, incluyendo a Caro Quintero, enfrenten la pena de muerte. Sin embargo, el tratado de extradición bilateral entre México y EE.UU. prohíbe este tipo de sentencias, lo que podría generar controversia en el proceso judicial.
Este traslado ocurre el mismo día en que altos funcionarios mexicanos se reunieron en Washington con el secretario de Estado, Marco Rubio, para discutir estrategias conjuntas contra el crimen organizado. De acuerdo con el gobierno mexicano, el objetivo principal de esta acción es reducir las muertes por fentanilo en EE.UU. y frenar el tráfico de armas que terminan en manos de los cárteles mexicanos.
Además, este movimiento se produce en el contexto de negociaciones para evitar que Washington imponga aranceles del 25 % a las importaciones mexicanas, medida que podría afectar gravemente la economía del país.
La extradición de Caro Quintero: un objetivo de la DEA
La entrega de Rafael Caro Quintero a las autoridades estadounidenses representa un golpe significativo contra el narcotráfico en México. Con 72 años, el fundador del Cártel de Guadalajara fue una de las figuras más poderosas del crimen organizado en los años 80.
Su participación en el asesinato de «Kiki» Camarena, quien se había infiltrado en su organización y logró la destrucción de un sembradío de marihuana de 2.500 acres en Chihuahua, lo convirtió en un enemigo directo de la DEA.
Tras su arresto en Costa Rica en 1985, Caro Quintero fue sentenciado a 40 años de prisión, pero logró ser liberado en 2013 por un fallo judicial. Su recaptura en julio de 2022 en Sinaloa fue celebrada por la DEA, que calificó su detención como el resultado de «sangre, sudor y lágrimas«.
Otros extraditados y su impacto en el narcotráfico
Entre los 29 extraditados, también figuran los hermanos Omar y Miguel Ángel Treviño Morales, exlíderes de Los Zetas, y Antonio Oseguera, hermano de Nemesio Oseguera, líder del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
La entrega de estos delincuentes se produce solo una semana después de que la administración de Trump designara como terroristas a seis cárteles mexicanos, incluyendo a Sinaloa, CJNG, Cártel del Noreste, Cártel del Golfo, Nueva Familia Michoacana y Cárteles Unidos.
«Nunca Antes han extraditaban a 29 narcotraficantes de una sola vez»
Para analistas y exagentes de la DEA, la magnitud de esta extradición es histórica. «Antes extraditaban a dos, tres, como máximo cinco narcotraficantes, pero nunca a 29 de una sola vez», declaró Mike Vigil, exjefe de operaciones internacionales de la agencia antidrogas estadounidense.
El gobierno de México enfatizó que este movimiento responde a una estrategia de cooperación bilateral y que no compromete la soberanía nacional. Mientras tanto, en EE.UU., la llegada de estos criminales fortalecerá los procesos judiciales contra las organizaciones que han provocado la crisis de opioides y fentanilo en el país.
A medida que avancen los juicios, se espera que esta extradición marque un precedente en la lucha contra el narcotráfico y la relación entre México y Estados Unidos.