El penal de máxima seguridad de Challapalca, ubicado a más de 4.600 metros sobre el nivel del mar, ha quedado en el ojo de la tormenta tras descubrirse que uno de sus internos, conocido como Juan Sánchez Serna, alias Serrano Chen, tenía acceso a un teléfono móvil y lo usaba para grabar videos que luego subía a TikTok. Este escándalo pone en evidencia serias fallas en la seguridad de este establecimiento penitenciario, donde se encuentran recluidos algunos de los criminales más peligrosos del país.
El caso de Serrano Chen y la conexión con el crimen organizado
Sánchez Serna, un conocido líder de la organización criminal Los Cachacos del Serrano, fue trasladado al penal de Challapalca a inicios de 2024 desde El Milagro, en Trujillo, luego de ser identificado como el cerebro detrás de atentados y extorsiones perpetrados desde prisión. La banda que lidera está involucrada en actividades ilícitas como el sicariato y la extorsión a negocios y parqueadores en la región La Libertad.
A pesar de encontrarse en uno de los penales más estrictos del país, el recluso logró seguir controlando las actividades de su banda, publicando contenido en TikTok para enviar mensajes a sus seguidores y mostrar su espacio dentro del penal. Este hecho ha generado una fuerte preocupación sobre la seguridad dentro del establecimiento y ha reavivado el debate sobre la corrupción en el sistema penitenciario.
Más reclusos con acceso a dispositivos electrónicos
Pero el caso de Serrano Chen no es aislado. Según investigaciones recientes, otro recluso de Challapalca, conocido como Cara de Cuy, también utilizaba un teléfono móvil para coordinar atentados y amenazar a alcaldes en la capital. Estos hechos evidencian que, a pesar de las estrictas medidas implementadas por el Instituto Nacional Penitenciario (INPE), los reclusos siguen encontrando formas de introducir teléfonos celulares al penal, lo que pone en riesgo la seguridad tanto dentro como fuera de la prisión.
El debate sobre la seguridad y la corrupción en el sistema penitenciario
Este nuevo escándalo ha puesto en evidencia las falencias del sistema penitenciario en Perú. La corrupción dentro de los penales, presuntamente facilitada por algunos funcionarios del INPE, sigue siendo un tema de gran preocupación. La facilidad con la que los internos acceden a teléfonos móviles y continúan con sus actividades criminales mientras cumplen condenas plantea la necesidad urgente de una revisión de las medidas de seguridad y control en los centros penitenciarios del país.
La sociedad espera respuestas claras sobre cómo el INPE planea abordar esta situación y evitar que más delincuentes sigan operando desde las cárceles