En la comunidad nativa de Nueva Esperanza, en Balsapuerto, una madre indígena encontró una manera única de regalar felicidad en esta Navidad. Ante la falta de recursos económicos para adquirir juguetes, decidió disecar un sapo hualo y transformarlo en un entrañable juguete para su hija menor.

Claudia, una adolescente de la etnia Shawi, utilizó resinas de plantas locales para preservar al sapo, lo rellenó con algodón y creó un regalo especial que refleja amor y creatividad.

Cabe destacar que, en esta época de lluvias, los comuneros de la región suelen capturar sapos hualo, conocidos por su carne blanca y jugosa, muy apreciada en la gastronomía local. Sin embargo, en esta ocasión, el sapo fue utilizado con un propósito diferente: brindar alegría y un gesto de esperanza en el corazón de su pequeña hija.