El “Cervecero” tiene ya 34 años de lanzarse como una cumbia brava de cantina, de salón, de concierto, de calle, de arenal, de sentimiento y portento de voz sin consuelo.

Hace unas semanas estuve por Piura.

Mientras viajaba en una mototaxi pasé por un barrio: habían cerrado la calle, en un lado vendían parrilladas y en otro cerveza; en la vía de tierra estaban bien puestas unas sillas y mesas para los comensales, y a su lado varias parejas bailaban a la música que salía de 2 parlantes, como flanqueando el “tono”.

La voz de ese cantante invisible era inconfundible. Alberto Silverio Gallardo Juárez -en pocas palabras “Makuko”-, brava voz sanjuanera de la Primerísima Armonía 10 de Piura, entonaba:

“Cantinerooooo, llegóooooo el cervecero, póngame mis tragos, póngame mis copas, que quiero beber y beber hasta morir…”. Me pregunté cuál sería la historia de esta canción.

https://www.youtube.com/watch?v=E97OS1urlr4

“El cervecero” se ha convertido en uno de los temas baluarte de Armonía 10. Fue grabado con INFOPESA en 1984 y lanzado en 1985 como parte del LP ‘El Chinchorro’, el cual contiene reconocidos temas como “Ladrón de amor”, “Solo estoy tomando”, “Luna del río”, “El chinchorro”, “Nunca más”, “Esa pareja”, “Café con ron” y “El cervecero”.

Aquellos meses de 1985, Walter Lozada era el señor del teclado, años después entraría el conocido músico Guadalupe Risco; don William Peña y Jorge Villaseca estaban en la percusión, luego entra el piurano Juan Chunga; Wilmer Peña en la primera Guitarra, don Ernesto De Dios en el trombón, don Rómulo Carrera en la trompeta y don Koky Álvarez en el bajo. Las voces de aquella delantera: Percy “El Chino” Chapoñay, César “Chechi” Saavedra, Carlos “Telly” Pazos y “Makuko” Gallardo.

¿Quién era el compositor de estas letras que bailan y beben hasta las lágrimas y con tanto ahínco y revolución etílica en las calles y salones del mundo? En una brevísima conversación con Walter Lozada, actual director musical de Armonía 10, me confirmó que el autor de la letra es José María Yzazaga Quispe, un compositor peruano que ahora radica en Estados Unidos y es director musical de “Josélillo y su Grupo Nube Gris”.

El “Cervecero” tiene ya 34 años de lanzarse como una cumbia brava de cantina, de salón, de concierto, de calle, de arenal, de sentimiento y portento de voz sin consuelo. Y sigue entusiasmando, persiste en esa búsqueda del abrazo en una conversación con “chela”, un baile o en el destape de una cerveza. Absolutamente, el cantante más fino y dueño de esa música es Makuko Gallardo, un muchachón gordito de la calle Napo del barrio Pachitea de #Piura; por allí discurren vendedores de carbón y toda una bullaranga del mercado de abastos. Desde una casa, una mujer está sentada en una vieja poltrona. Ella es María ‘Maruja’ Juárez Panta, tambograndina y madre de Alberto ‘Makuko’ Gallardo.

https://www.youtube.com/watch?v=ptZ3LB4F3-Q

Makuko Gallardo (Piura,1954), el hijo cantor, representa para María el símbolo del artista de barrio, aquel que casi niño y regordete cantaba a escondidas en el Teatro Municipal de Piura, ahora cerrado por fallas estructurales. Las caseras y demás tenderas del mercado le felicitaban.

“El Cholito canta lindo”, le decían, y ella recién allí, entre verduras y abarrotes, entendía las curiosas visitas del señor Juan Lozada preguntando por Alberto: se lo llevaba a ensayar las primeras cumbiambas de La Primerísima.

María entra a la sala para mostrar un retrato grande de él, “mi Makukito”, “mi Cholito”, queriéndolo tanto y quizás más desde aquel multitudinario sepelio de junio del 2005, cuando llegó desde Francia 14 días después con el corazón fulminado. De pronto, su mente arrastra décadas hacia 1980:

-Un día vinieron a la casa y me dieron una sorpresa. Makuko cantó la canción “Enfermera”.

En esos tiempos Armonía 10 aún se llamaba Los Blanders. Ella rememora a sus integrantes de aquella vez como “unos flaquitos vozarrones” comandados por el “señor con sombrero de paja: Juan Lozada”. Entre estos estaba Percy Chapoñay y César Saavedra, entrañables amigos de Makuko. Ella era un tipo de madre para todos ellos, a quienes luego se incorporó Tony Rosado. “Yo no sabía que el Cholito cantaba”, suspira.

La última presentación en vivo de “Makuko” Gallardo y orquesta fue el 28 de mayo de 2005 en un local de Torino (Italia). Tres días después fallece en París (Francia) en la plenitud de su voz, animación y dominio de escena. Su partida se convirtió en una abrumadora noticia para Perú, pocos meses atrás había dejado Armonía 10 para llegar a Europa. Su oficio pasionaria era cantar… “¡Alegría, alegría!”, alentó a los bailadores latinoamericanos cuando se presentó en aquel entonces en ese lejano rincón europeo rodeado de latinos que bebían y bebían, bailaban y bailaban y bailaban, hasta morir.

“Me voy a quedar un tiempo largo…Dios quiera que pronto esté en sus casas para comernos un rico cebichito… !ayayay!”, comentó allí, pero una semana después ya lo estaban velando, ya lo estaban penando al “cervecero de América” en Perú. Y un largo tiempo sigue quedándose.

“Esos señores no eran conscientes de que estaban haciendo historia…”.

Por Gerardo Cabrera Campos (colaborador)