Muchos de los piuranos hemos visto  a Asunción, la señora de los picarones de la iglesia San Sebastián, así es como la conocemos.  Pero pocos saben el motivo por el que esta mujer a sus 78 años aún trabaja seis días a la semana. Esta es su historia.

Con su impecable mandil blanco, cabello recogido, un gorrito que le esconde los cabellos color ceniza, Asunción llega todos los días a  las 4 de la tarde a vender picarones, a excepción de los domingos, ese día es su descanso.  Coloca su carrito  frente a la iglesia San Sebastián, prende la cocina y está lista para un día más de trabajo.

Aunque su día comienza más temprano, preparando la mesa y dejando todo listo para más tarde. Ella no llega sola a trabajar, su hermana Marcela la acompaña todos los días. Ella se encarga de servir los picarones y ayudarla con las cuentas.

Su fortaleza

A Asunción ahora se le ve cansada, aparte de trabajar en la cocina,  ella ha tenido que cuidar a su única hija, que nació con problemas neurológicos.  Las constantes convulsiones de su hija, ahora de 47 años, agotaron un poco más a Asunción. Señala que todo el sacrificio realizado es para ella y su hija.

“Mi hija no puede venir a ayudarme por su enfermedad, pero todo lo que hago es por ella”

Su pequeña sonrisa desaparece y dice que hasta que tenga fuerzas seguirá viniendo a trabajar.

‘Si yo no trabajo quién me va a pagar mi agüita, mi luz, quién cuidará de mi hija y de su tratamiento’

Camino difícil

A esta respetada señora la osteoporosis le impide caminar, pero aún así realiza sus actividades.  Para  freír los picarones utiliza una silla alta que le permite alcanzar la cocina.

 ‘Aunque sea sentada pero así puedo trabajar’

Le preguntamos cuál era el secreto para que muchos caigan rendidos ante el sabor de sus picarones y dijo que no había ninguno. Son solo los ingredientes y saberlos preparar, refirió.

‘Camote, zapallo, anís, chancaca, huevito y listo, tenemos picarones’

A diario llegan a su puesto  gente de todas las zonas de Piura y también extranjeros. Es usual ver una hilera de camionetas y motocicletas en la calle Moquegua que esperan su porción de picarones, la porción sale a S/ 3.00

‘Ha venido gente de Francia, Italia, Brasil, Estados Unidos, Colombia, a probar los picarones’

¿Cómo aprendió?

Asunción dice que fue después de perder a su esposo que aprendió a preparar picarones.

‘Ahí estaba la señora al frente mío y mirando aprendí’

Señala que no fue fácil empezar en el negocio, primero lo hizo en el mercado Anexo pero no era la única picaronera . Así que un día decidió venir al centro de Piura.

Fue en una novena de la Virgen del Perpetuo Socorro que instaló su carrito y empezó a vender los picarones.

‘Ya son 42 años y desde ese día no he parado’

Recuerda con una sonrisa y dice ‘yo he estado en todos los alrededores de la iglesia San Sebastián, aquí, allá (señalando el lugar)’

Cuenta que antes tenían permisos de la Municipalidad pero que ahora ya no y su trabajo peligra.

‘En cualquier día pueden venir esos señores, suenan sus dedos y me tengo que ir’

Para finalizar esta entrevista, Asunción pidió al alcalde de Piura, Juan José Díaz que considerara regularizar los permisos para volver a estar en la formalidad.

“El pedido más grande sería tener un módulo para trabajar con seguridad y no tener que estar  de un lado a otro”.

En este día, Diario La Hora quiso rendir homenaje a una de las mujeres que es parte de la historia de Piura, la señora Asunción Flores Huertas. Saludamos a todas nuestras seguidoras que día a día se sacrifican por su familia y son un ejemplo a seguir.

¡Feliz día, mamá!