Para los más renombrados miembros del Poder Judicial, incluso para el presidente del Poder Judicial, la decisión de la fiscal Ericka Sernaqué Mechato de liberar del proceso de tentativa de feminicidio al hijo del Decano del ilustre Colegio de Abogados de Sullana, por haber dado un “tacle”, “patada voladora” o como quiera llamársele al salvaje ataque que le hizo a su madrastra, no es catalogado como un intento de asesinato.
Entre algunas de las razones, porque el agresor estaba en una fiesta y por lo tanto no querría matarla con tantos testigos. Sin embargo, es imposible no sentir indignación por el fallo de la fiscal, especialmente después de ver las imágenes.
Es cierto, había mucha gente, pero tampoco es que el agresor simplemente le dio un empujón, cachetada o jaloneo como lo hizo en su momento un joven limeño con su pareja. El hijo de Decano, le da una salvaje patada que pudo haberla dejado sin vida, ¿a eso se le llama delito de lesión leve?, hecho por el que ahora será investigado.
¿Qué hubiera pasado si el golpe hubiera generado su muerte? Una más en las estadísticas. ¿Acaso la fiscal, con toda su experiencia no podía haber llamado a un especialista para que explicara qué consecuencias podían haber originado un golpe de esa naturaleza?.
Lamentablemente existen normas legales, leyes que nunca vamos a entender los ciudadanos, sobre todo quienes estamos expuestos a ser víctimas de esta situación. No cabe duda, los llamados operadores de justicia, necesitan un cadáver, o una afectación drástica en el cuerpoi de la víctima, para recién poder actuar.