El mercado de los coleccionables de Pokémon ha alcanzado un nuevo hito con la venta de un peculiar Cheeto en forma de Charizard, apodado «Cheetozard», por la sorprendente suma de $87,840. Este insólito bocadillo se convirtió en un fenómeno viral en redes sociales y logró captar la atención de coleccionistas y fanáticos de la franquicia.
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¿Por qué un Cheeto puede costar casi $88,000?
El «Cheetozard» es un Cheeto Flamin’ Hot de apenas 7.6 centímetros de largo, cuyo precio equivale a aproximadamente $11,558 por centímetro de snack. Fue descubierto y preservado entre 2018 y 2022 por 1st & Goal Collectibles, pero su fama se disparó en 2024, gracias a su viralización en redes sociales.
La subasta que rompió récords
La casa de subastas Goldin, reconocida por manejar artículos coleccionables de alto valor, organizó la puja donde un comprador anónimo pagó la impresionante suma de $87,840 por este curioso bocadillo. Como parte de la compra, también recibió una tarjeta Pokémon personalizada y una caja de almacenamiento especial.
El mercado de coleccionables Pokémon: una tendencia en ascenso
El universo de Pokémon ha visto un incremento constante en el valor de sus objetos de colección. En 2021, una tarjeta ultra rara se vendió por $1.2 millones en una subasta organizada también por Goldin.
En 2023, la franquicia generó una gran controversia con una colección de productos inspirados en Van Gogh, lo que provocó una gran demanda y agotó rápidamente los artículos en venta.
¿Es racional pagar miles de dólares por un Cheeto?
La venta del «Cheetozard» ha generado un debate sobre los precios desorbitados que pueden alcanzar ciertos coleccionables. Mientras algunos consideran que este tipo de subastas reflejan el fanatismo y la pasión de los coleccionistas, otros cuestionan hasta dónde puede llegar la irracionalidad del mercado.
El impacto de «Cheetozard» en la cultura pop
El impacto del «Cheetozard» va más allá del mundo de los coleccionistas. Su venta millonaria ha reforzado la idea de que el valor sentimental y la exclusividad pueden convertir cualquier objeto en un tesoro codiciado. Además, demuestra cómo la cultura pop y las redes sociales pueden influir en la economía de los coleccionables.
¿Se seguirá viendo este tipo de ventas en el futuro?
Con la creciente demanda de objetos raros y ediciones limitadas, es probable que sigamos viendo casos como el del «Cheetozard» en los próximos años. La fiebre por los coleccionables de Pokémon no muestra signos de desaceleración, y cada día surgen nuevos artículos que captan la atención de fanáticos y compradores con grandes sumas de dinero dispuestos a pagar por ellos.
