La delincuencia se moderniza e reinventa, ahora no solo está en las calles sino también en las redes sociales, camuflada bajo la fachada de “espectaculares ofertas” de una y mil chucherías, incluso de medicinas, equipos y vehículos, hasta materiales de construcción.
El requisito, en el que caen incautos, es enviar un ‘adelanto’ y el producto estará en la puerta de su casa en un abrir y cerrar de ojos. Claro, las compras nunca llegan y el receptor del dinero nunca aparece. Es más, por ser montos pequeños que van desde los S/ 10.00 hasta los S/ 300.00 nadie se preocupa por investigar -no hay muchos policías especializados en delitos informáticos-, con lo cual el robo o la estafa es un éxito.
Algunos dirán que son pequeñas cantidades de dinero, pero si un estafador convence a 10 o 20 ‘inocentes’ por día en las redes, los montos se hacen importantes.
El problema es que, con el boom de las compras por internet, muchos incautos no toman previsiones y se dejan convencer con vistosos y argumentativos avisos publicitarios de “ofertas imperdibles” y acceden a hacer pagos apoyados por la facilidad de la billetera digital o los famoso Yape o Plin.
Las redes están ahora atiborradas de este tipo de estafas, sin embargo, hasta ahora no se han detenido a los “emprendedores” mucho menos a bandas organizadas porque faltan especialistas en estos delitos y porque los Congresistas, ocupados en leyes que le den impunidad y los mantenga en el poder, no se preocupan el legislar y proponer leyes que normen y reglamente las ventas online y que sancione a los estafadores. Como diría el sonero Melcochita: ¡No compre!