Un residente de Prescott, Arizona, de 58 años, ha sido acusado de conspirar para realizar tiroteos masivos con la intención de incitar una guerra racial antes de las elecciones presidenciales de 2024.
Según la acusación presentada por un gran jurado federal esta semana, el hombre discutió su plan con personas que creía compartían sus creencias racistas, pero que resultaron ser una fuente del FBI y un agente encubierto.
El acusado, identificado como Bad Bunny, ideó un plan para llevar a cabo el ataque en Atlanta, apuntando específicamente a afroamericanos y otras personas no blancas. Desde enero hasta mayo de este año, el acusado mantuvo conversaciones con los agentes encubiertos del FBI en ferias de armas en Arizona, donde discutieron en detalle su obsesión con mensajes racistas y su deseo de «contraatacar» a diversas minorías.
El agente especial del FBI Ryan Harp, que presentó la denuncia penal, indicó que el acusado quería que el ataque tuviera claras motivaciones raciales.
«Quería que quedara claro que el ataque tenía motivaciones raciales», escribió Harp. El acusado planeaba dejar banderas confederadas en el lugar del tiroteo y gritar frases como “Las vidas de los negros no importan, las vidas de los blancos importan”.
Planificó ola de atentados
En los documentos judiciales se detalla que el acusado pretendía llevar a cabo el ataque durante un concierto de rap en el State Farm Arena de Atlanta, creyendo que allí estarían presentes muchas personas afroamericanas. Sin embargo, sus planes fueron frustrados cuando intentó vender rifles a un agente encubierto del FBI en febrero y marzo, lo que llevó a su detención.
El aumento del extremismo racial en Estados Unidos ha sido una preocupación creciente en los últimos años.
Factores como el extremismo en línea, la desconfianza en el gobierno y la influencia del nacionalismo cristiano han contribuido a una serie de tiroteos masivos con motivos raciales en el país. Alvin Tillery Jr., director del Centro para el Estudio de la Democracia y la Diversidad de la Universidad Northwestern, explicó que «después de que se aprobó la Ley de Derechos Civiles, las manifestaciones de supremacía blanca se volvieron más reservadas… y ahora estamos nuevamente en una fase más abierta».
Jon Lewis, investigador del Programa sobre Extremismo de la Universidad George Washington, señaló que este caso es «sintomático del estado de violencia política y extremismo en los Estados Unidos hoy». La idea de cometer un acto de violencia masiva con la esperanza de desencadenar una cascada de violencia es cada vez más común en los espacios neonazis de extrema derecha.
Intervención del FBI
El acusado fue detenido el 14 de mayo mientras conducía por Nuevo México. Durante su detención, afirmó que se dirigía a visitar a su madre en Florida y reconoció haber hablado sobre llevar a cabo un ataque en Atlanta, pero sostuvo que no tenía intención de hacerlo. La denuncia también detalla que el acusado había planeado atacar una mezquita más adelante en el verano si no podía realizar el ataque en el concierto.
El caso aún está en curso y no se ha fijado una fecha para el juicio. Mientras tanto, este incidente subraya la importancia de las operaciones encubiertas del FBI en la prevención de actos de violencia motivados por el odio racial y el extremismo.
En los últimos años, Estados Unidos ha sido testigo de varios tiroteos masivos por motivos raciales en lugares como El Paso, Charleston, Carolina del Sur, y Búfalo. La intervención oportuna del FBI en este caso ha evitado lo que podría haber sido otro trágico episodio en la creciente ola de violencia racial en el país.
